¿Cómo ser mejor con mi hermano?

Alguna vez has pensado en ¿Qué es mejor? ¿Tratar a una persona como ella te trate a ti? o ¿Tratar a las personas como te gustaría ser tratado?

Muchas ocasiones hemos recibido una forma de actuar hiriente de varias personas (Familia, trabajo, en la calle, o incluso en la congregación) que pareciera que merecen una misma respuesta de nosotros hacia ellos, pero ¿En realidad eso le agrada a Dios?

Jesucristo nuestro Señor nos dijo claramente que hacer con respecto a esta situación tan cotidiana:

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas

– Mateo 7:11-12

Dios es muy claro, nos pide que hagamos con nuestros hermanos como quisiéramos que ellos hicieran con nosotros, esto es un acto de amor que Dios nos pide que hagamos con nuestros hermanos porque toda su ley esta basada en el amor, porque Dios es amor, el actuar de esta forma siempre debe de ser para Gloria a su nombre y solo lo podemos lograr si primero amamos a Dios y la forma de actuar en situaciones de conflicto sea añadida por el amor en que el Señor rige nuestras vidas.

¿Qué sucede cuando tratamos mal a alguien que hizo lo mismo con nosotros?

No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

– 1 Corintios 15:33

Cuando respondemos con altanería y palabras hirientes comenzamos a perder todo lo que hemos edificado en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, quebrantamos nuestro corazón porque es donde habita Dios.

Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como el

– Proverbios 26:4

Una persona necia se califica como un individuo ignorante que no tiene conocimiento de aquello que debería o podría saber. El propósito principal que Dios puso para el ser humano es que le AME, LE ALABE Y LE EXHALTE, Proverbios nos dice que si respondemos al necio seremos como el necio, pero debemos entender que el necio no sabe porque esta en el mundo ya que no conoce lo que debería saber, mientras que nosotros debemos tener en claro que como hijos de Dios ya tenemos un principal propósito que es el antes mencionado.

Cuando una provocación no es respondida el problema se finaliza

Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda

– Proverbios 26:20

En nuestra infancia había pequeñas discusiones entre amigos, primos, hermanos cuando jugábamos que provocaban molestias el uno con el otro y nos terminábamos por no hablarnos o parar los juegos, al poco rato todos nos perdonábamos y seguíamos jugando como siempre y todo quedaba olvidado, Pablo nos da consejo

hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar

– 1 Corintios 14:20

Debemos tener claro que el tratar a las demás personas como nos gustaría que nos trataran no es condicionar a Dios para que ponga en nuestras vidas personas que tengan nuestro mismo sentir, al contrario, es un acto de amor en Gloria al Señor, Jesús nos enseño que venimos a servir y no a ser servidos.

Ninguno busque su propio bien, sino el del otro

– 1 Corintios 10:24

Cuando caemos en alguna provocación perdemos mucho porque el necio ya tiene en sus costumbres el tener esas actitudes, mientras que como hijos de Dios sentiremos culpabilidad al ser necios y automáticamente nos corrompemos y negamos el propósito que nuestro Creador nos dio.

«No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar de las acciones”1 Samuel 2:3

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